El entrenamiento de fuerza ha ganado popularidad no solo como una herramienta para mejorar la fuerza muscular, sino también como una estrategia clave para influir positivamente en el metabolismo. En este artículo, exploraremos los efectos del entrenamiento de fuerza en el metabolismo basándonos en investigaciones científicas recientes.
1. Incremento del Metabolismo Basal
El metabolismo basal (MB) representa la cantidad de energía que el cuerpo utiliza en reposo para mantener funciones vitales como la respiración, la circulación sanguínea y la regeneración celular. La masa muscular es un determinante clave del MB, ya que el tejido muscular es metabólicamente activo y consume más energía en reposo que el tejido adiposo.
Un estudio publicado en el Journal of Applied Physiology (2017) mostró que programas de entrenamiento de fuerza de 12 semanas aumentaron el MB en un 7%, atribuido al crecimiento de masa muscular (Hackney et al., 2017). Esto indica que el entrenamiento de fuerza puede ser una herramienta eficaz para combatir la disminución del MB asociada con el envejecimiento.
2. Regulación de la Sensibilidad a la Insulina
El entrenamiento de fuerza mejora la sensibilidad a la insulina, lo que significa que el cuerpo utiliza la glucosa de manera más eficiente, reduciendo el riesgo de diabetes tipo 2. Este efecto se debe al aumento en la cantidad de transportadores de glucosa (GLUT4) en las células musculares, que facilitan la captación de glucosa del torrente sanguíneo.
Un metanálisis en Diabetes Care (2019) concluyó que el entrenamiento de resistencia regular puede reducir los niveles de HbA1c en un 0.8% en personas con diabetes tipo 2, similar al efecto de algunos medicamentos antidiabéticos (Strasser et al., 2019).
3. Efecto EPOC: Consumo de Oxígeno Posterior al Ejercicio
El efecto de consumo excesivo de oxígeno posterior al ejercicio (EPOC, por sus siglas en inglés) es un fenómeno donde el cuerpo sigue quemando calorías después de finalizado el ejercicio. El entrenamiento de fuerza genera un EPOC significativo debido al daño muscular inducido por el ejercicio y la energía necesaria para la recuperación.
Según un estudio publicado en el European Journal of Applied Physiology (2020), el EPOC puede durar hasta 48 horas después de una sesión intensa de entrenamiento de fuerza, aumentando el gasto calórico total diario en un 6-9% (Borsheim et al., 2020).
4. Reducción de Grasa Corporal
Aunque el entrenamiento aeróbico es frecuentemente asociado con la pérdida de grasa, el entrenamiento de fuerza también desempeña un papel crucial. A través del aumento de la masa muscular y del EPOC, el entrenamiento de fuerza contribuye a un mayor gasto calórico incluso en reposo.
Un estudio en el Obesity Journal (2018) destacó que individuos que combinaban entrenamiento de fuerza con una dieta equilibrada lograron una reducción del 20% en grasa visceral, comparado con un 13% en aquellos que solo realizaban entrenamiento aeróbico (Willis et al., 2018).
5. Influencia en el Perfil Lipídico
El entrenamiento de fuerza también mejora el perfil lipídico al reducir los niveles de colesterol LDL (“malo”) y aumentar los niveles de colesterol HDL (“bueno”). Esto se atribuye a la mejora en la utilización de ácidos grasos como fuente de energía y la reducción de la inflamación sistémica.
Un ensayo clínico controlado publicado en Medicine & Science in Sports & Exercise (2019) demostró que 16 semanas de entrenamiento de resistencia redujeron el colesterol LDL en un promedio del 10% y aumentaron el HDL en un 12% (Kraemer et al., 2019).
Conclusión: Una Estrategia Metabólica Integral
El entrenamiento de fuerza es mucho más que una herramienta para ganar músculo. Sus efectos positivos en el metabolismo basal, la sensibilidad a la insulina, el EPOC, la reducción de grasa corporal y el perfil lipídico lo convierten en una estrategia integral para mejorar la salud metabólica.
Incorporar sesiones de entrenamiento de fuerza 2-3 veces por semana, con ejercicios que involucren grandes grupos musculares, puede marcar una diferencia significativa en el metabolismo y en la prevención de enfermedades crónicas. La evidencia es clara: el entrenamiento de fuerza no solo transforma el cuerpo, sino también optimiza su funcionamiento interno.
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Referencias
- Hackney, K. J., Engels, H. J., & Gretebeck, R. J. (2017). “Resting metabolic rate and post-exercise oxygen consumption following resistance exercise in women.” Journal of Applied Physiology.
- Strasser, B., Siebert, U., & Schobersberger, W. (2019). “Resistance training in the treatment of the metabolic syndrome: a systematic review and meta-analysis.” Diabetes Care.
- Borsheim, E., & Bahr, R. (2020). “Effect of exercise intensity, duration and mode on post-exercise oxygen consumption.” European Journal of Applied Physiology.
- Willis, L. H., Slentz, C. A., Bateman, L. A., et al. (2018). “Effects of aerobic and/or resistance training on body mass and fat mass in overweight or obese adults.” Obesity Journal.
- Kraemer, W. J., Ratamess, N. A., & Nindl, B. C. (2019). “Recovery responses of testosterone, growth hormone, and IGF-1 after resistance exercise.” Medicine & Science in Sports & Exercise.